sábado, 10 de noviembre de 2007

Dos microrelatos, microrelatísimos.

Cita a solas

Al final el teléfono no sonó.
Mejor así.
Le hubiera respondido que no iba a responderle.
Y volviendo a encender su teléfono , pensó, después de todo de qué sirve esperar un llamado que nunca llegará de alguien que es capaz de no llamar.
Se volvió a pintar los labios, así, por encima del color que ya tenía, y con las botas que más le gustan, salió nuevamente a cosechar piropos.


Dimes y diretes

Ella dice que ella le dijo que no es que fuera la primera vez que sentía eso así de esa forma, pero que ya se había olvidado de cómo era sentir.
Y dice que le dijo además que cuando uno vuelve a sentir con esa intensidad, ya no le importa nada lo que le importaba ni cómo le importaba...
Ella dice que ella esta loca, que cómo va a ser tanto lo que sintió como para hacer todo lo que hizo...
Que no puede ser, que bueno, que aunque así fuera debería haberse puesto un poco fría y pensar con la cabeza antes de que fuera tarde.
Pero no...parece que no pudo y que con la cabeza no pensó.
Ella dice que ella le volvió a insitir lo más campante que si no había vivido algo parecido no podía opinar, y que era obvio que no había vivido algo parecido...
Yo digo que no se puede decir nada, que sí, que la cabeza está para pensar, pero a veces suceden cosas impensadas.

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